Hace unos días, me encontraba en el cumpleaños de un colega y llegó el momento del tradicional canto del “Cumpleaños feliz” y nos percatamos que una persona en la sala no cantaba, solamente hacía la mímica, ante lo cual, fue obvia la pregunta posterior de ¿por qué no cantas? Su respuesta fue muy interesante, esta persona se remontó a sus años escolares en que estando en la secundaria durante una Misa, el Capellán se acercó después de uno de los varios cánticos y le dijo “Hijo, el Señor sabe qué dones nos ha dado y cuáles no, Él lee los sentimientos de nuestro corazón” a lo que este invitado al cumpleaños entendió que tenía muy mala voz y dejó de cantar desde entonces: en Misa, el Himno Nacional y hasta temas tan superfluos como el Cumpleaños Feliz en un festejo como el que se ha descrito.
Es aquí, que uno se pone a reflexionar del impacto que puede tener el comentario de personas fundamentales o que ejercen cierto nivel de respeto y referencia para los jóvenes sobre todo en edades tan fundamentales como es la niñez y la adolescencia. Es posible que esta persona en sus tiempos escolares no haya tenido buena voz, como muchos y, vamos, ¿quién en pleno desarrollo de la pubertad o adolescencia tiene una voz prominente? Incluso en la adultez. Pocas personas, salvo que hayan ejercitado la voz con clases de canto o que tengan un don natural.
Es en base a esta experiencia que uno se pone a reflexionar y pensar, ¿qué tanto las escuelas, los colegios, universidades, etc., capacitan a su personal docente y administrativo para una adecuada comunicación con sus estudiantes? No pretendo decir que es malo decir la verdad, bajo ningún motivo o llevarlo a lo mal llamado “mentiras blancas” porque no hay buenas ni malas mentiras. La capacitación y un adecuado manejo del lenguaje asertivo es fundamental cuando se están formando a los futuros adultos y futuros profesionales. Ya que, reacciones así como la vista en esta reunión de cumpleaños, puedan haberse evitado y que este señor pueda haberse incorporado de una mejor manera y más natural durante su vida asumiendo que sí, efectivamente podría no tener una buena voz pero es su naturaleza tal cual como uno puede ser alto o bajo, de poco o abundante cabello: es su naturaleza.
El mensaje que busca el presente artículo es evitar situaciones como la descrita anteriormente, es bueno plantear a la sociedad en buscar ser constructivo y el ser constructivo no antagoniza con la verdad, se puede decir la verdad, pero hay que saber cómo decirla, ayudar al estudiante a corregirlo y que el impacto en vez de ser negativo sea positivo. Hay mucho trabajo que hacer, desde la formación inicial hasta las universidades. Hay que ver el potencial que cada uno tiene y, cómo se puede mejorar el que es mejorable. Es un trabajo no solamente de las escuelas sino de la sociedad. Nunca es tarde para empezar.